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Julio Villamide: un visionario inmobiliario que entró en la historia

La Revista Ciudades, de la Cámara Inmobiliaria de Uruguay publicó un tributo al recientemente fallecido Julio Villamide. Te transcribimos la nota completa para recordar a un amigo, colega y referente del sector.




julio villamide revista propiedades


“Incentivar la inversión privada responsable y fomentar el uso eficiente y sustentable de los bienes inmuebles, contribuyendo además con el sector público en la generación de políticas y estímulos al sector inmobiliario, es una de las metas fundamentales de nuestra empresa”
Julio C. Villamide

Durante años en las mesas de redacción de todos los medios de comunicación de Montevideo, la entrega de la revista “Propiedades” representó a un único rostro y se convirtió en obligada referencia para el periodista de turno.

Era indiferente que detrás del esfuerzo editorial de aquella publicación hubiesen uno, dos o diez colaboradores, no ya porque su tarea fuese nímia o careciese de importancia, sino porque el poderío intelectual de la personalidad de don Julio César Villamide era tal, que todo lo demás quedaba en un segundo plano.

Si había un movimiento en los precios, una brisa de incertidumbre en el mercado, o un año electoral con dudas o sin certezas, Villamide recibía la consulta obligada de los operadores de ese otro “cañón de largo alcance” de su prédica, que fue la prensa masiva.

Su opinión era consultada con especial interés por el periodismo ávido en brindar una tendencia a sus lectores/radioescuchas/televidentes, y si bien su narrativa podía poseer un tono de indiscutida sapiencia, nunca abandonaba la tarea de prédica docente cuando el comunicador lego quería entender un poco más sobre temas del negocio inmobiliario.

Con su publicación logró mover la aguja en los datos del mercado, y tuvo la audacia de desarrollar indicadores propios del mundo inmobiliario con los cuáles marcaba el ritmo del mercado.

En este punto, vale la pena hacer una pequeña disgresión.
Tuvo la gran virtud de desarrollar -en un país donde no abundaba la información económica especializada- eso que el periodista Nelson Fernández repetía del periodismo chileno en los días en que se formó la ahora fenecida Asociación Internacional de Periodistas de Economía y Finanzas (Aipef), “un periodismo con nombre y apellido”.

Durante años el periodismo económico en Uruguay fue una pequeña isla de información técnica en los medios de comunicación, que terminaba por ser un gueto para “iniciados” que hurgaban en áreas como las decisiones que tomaban los gobiernos, los decretos y las leyes que afectaban la actividad económica del país, la operativa del Ministerio de Hacienda (actual Ministerio de Economía y Finanzas), los temas de endeudamiento público, el movimiento de la Bolsa de Valores de Montevideo, entre otros barrios informativos.

Pero en esos días, el cronista económico se encargaba de explicar a los lectores desde una devaluación monetaria o la quiebra de un banco, a un decreto normativo sobre aranceles y hasta los resultados de algún remate oficial.

En esos tiempos el periodista económico era casi un cronista “todo terreno”, por el vasto territorio de la información que cubría, por lo general reclutados de la plantilla de la crónica de gobierno y a veces de Parlamento, que eran los más habituados a manejar decretos y legislación con disposiciones económicas.

Mucha información y muy inespecífica.
De allí que cuando se fundó la Aipef, Nelson repetía que la prensa económica de los chilenos no solo se dedicaba al periodismo económico, sino que allá existían sub-especializaciones adosadas en finanzas, infraestructura, microeconomía, servicios u otros “apellidos” más.
“Periodismo económico con nombre y apellido”, todo un hallazgo en un país donde este tipo de periodismo no hacía distingos.

Pues bien: en esta materia, Villamide fue un pionero en el desarrollo de un “periodismo con nombre y apellido” sobre su área, y durante años cultivó el periodismo inmobiliario a un nivel que se estilaba en la prensa europea y estadounidense.

Tuvo la inteligencia de desarrollar indicadores del negocio de factura propia, como la evolución en la cantidad de compra-ventas, que le permitiera cuantificar y cualificar la marcha del mercado inmobiliario en una época donde los datos sobre bienes raíces eran escasos y medidos con tasas oficiales que rescataban datos sin demasiada especificidad.

Eso convirtió a Vilamide en la referencia obligada de todas las consultas inmobiliarias que el periodismo económico necesitase, develando cualquier incógnita sobre el negocio inmobiliario de Uruguay.

De hablar pausado y con palabras medidas, como masticando cada una de las que vertía al universo del intelecto, sus respuestas desgranaban una secuencia lógica donde se mezclaba una amplia lectura macroeconómica, un sutil conocimiento de las tendencias de la inversión, y una vasta experiencia en los meandros del mercado.

CONSULTOR

Otro aspecto donde Villamide destacó, fue en el rango de consultor inmobiliario.
En 1975 desarrolló la firma Julio Villamide & Asoc. (JVA), una grifa que incluyó en su cartera de prestaciones un amplio rango de servicios a propietarios, inversores y usuarios de bienes inmobiliarios.

Sus comentarios orientaron por años a los inversores de aquí y del extranjero que llegaron al país, y la mirada prospectiva del empresario del sector nunca dejó de escuchar sus recomendaciones, aunque pudiese finalmente disentir.

Definitivamente, su palabra era una de las variables ineludibles para completar el panorama del negocio inmobiliario en el país.

Cuando advirtió que por diversos motivos el sector comprometió el futuro de su cartera, se lanzó a promover una legislación de Vivienda de Interés Social (VIS), que finalmente se aprobó, que por derivada dinamizó al sector y colocó el foco en otras zonas de Montevideo y del Interior poco tradicionales para el desarrollo inmobiliario nuevo.

Siguió ese proceso con alto interés, pero al cabo de algunos años diversos esfuerzos comenzaron a limitar el impacto positivo de la norma, y ésta fue cayendo en desuso.

Sin embargo, él jamás perdió la convicción de la bondad de la herramienta legal o el aliento fiscal que significaba a la creación de nueva oferta, y sin arriar banderas, retomó fuerzas y comenzó una nueva campaña, esta vez para darle a la ley un renovado vigor.

FUNDADOR DE LA CAMARA INMOBILIARIA DE URUGUAY

Entre los múltiples papeles que desempeñó dentro de su labor profesional, estuvo el de gremialista, destacando el haber sido promotor y creador de la CIU.

Fue un inmobiliario visionario y adelantado gremialista, que en 1987 un impulso decisivo para la fundación de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya (CIU), de la cual fue su primer presidente.

Fue fundador del capítulo uruguayo de Fédération Internationale des Administrateurs de Biens Conseils et Agents Immobiliers (FIABCI), organización internacional en la que se desempeñó como vicepresidente entre los años 1996 y 1998.

Asesor de cámaras profesionales, e instituciones públicas y privadas, su interés por las cuestiones vinculadas al sector inmobiliario lo acercó al Lincoln Institute of Land Policy, y fundó y dirigió el Instituto de Suelo Urbano (ISU) a nivel local, cuya función, entre otras, es la de atender e intentar resolver problemas relacionados con el fenómeno de los asentamientos irregulares.

En 2008 el diario El Observador lo seleccionó como una de las 100 personas más influyentes del país.

En oportunidad de que la CIU festejara sus primeros 30 años, dos años atrás, Villamide fue homenajeado por sus colegas y en aquella oportunidad recordó que el 27 de noviembre de 1987 se consolidaron los esfuerzos que culminaron con la creación de esa agremiación.

A través de una convocatoria realizada en la revista “Propiedades”, que por entonces era la única publicación especializada del sector, se invitó a un encuentro de inmobiliarios en la Hostería del Lago, al cual concurrieron más de dos centenares de empresarios del rubro.

“Había una urgente necesidad de crear una gremial que los nucleara”, contó entonces, recordando el nacimiento de la CIU.
En aquella jornada se anunció, además, que en la siguiente asamblea de la CIU se le propondría como socio honorario de la entidad, extremo luego que se cumplió a cabalidad y al programarse la realización del próximo Congreso Inmobiliario Latino Americano, de este año en Montevideo, su nombre postulado y aceptado como presidente de honor de ese encuentro.
El 22 de abril, a los 70 años falleció.

Su lamentable desaparición física, llegó de improviso, cuando ya la locomotora para el CILA 2019 estaba en marcha, y allí nos heredó un enorme vacío que es necesario recordar.

Su partida incluso, se supo en víspera de la salida del número anterior de la revista CIUDADES, cuando el diseño estaba a boca de imprenta, razón por la cual no se publicaron las múltiples notas que sobre él llegaron hasta nuestra redacción y se optó por hacerlo en esta edición que tiene muchas razones para ser especial.

Villamide sabía que estaba con el horizonte a la vista, porque conocía la seriedad de su condición, pero aún así jamás abandonó sus extensas jornadas de labor, ni quedó en entredicho la extrema lucidez de sus juicios.
La frase con la que comenzó esta nota, corona la página web de su empresa consultora, revelando que para él, aún cuando el horizonte mostrara nubarrones, el vaso podía siempre estar a medio llenar.

Su partida dejó un enorme vacío que no solo impactó en el sector inmobiliario, sino también en otros ámbitos profesionales conexos en el negocio del ladrillo.

© ReporteInmobiliario.com, 2003-2019, lunes 2 de septiembre de 2019


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